jueves, 13 de octubre de 2016

La rumia como parte de las señales vacunas a tener en cuenta

La rumia, la capacidad para regurgitar y masticar repetidas veces el contenido del estómago para facilitar su digestión, es con diferencia uno de los indicadores más claros del estado de salud y el bienestar de la vaca. Por desgracia, la mayoría de los productores lecheros no tienen tiempo para observar atentamente a cada vaca rumiar tras el paso del remolque mezclador de la ración Unifeed.


Por término medio, la vaca dedica entre 400 y 600 minutos diarios a rumiar. Cada vaca tiene sus propios hábitos y un cambio casi siempre es relevante.

Muchos productores lecheros han descubierto la gran utilidad de supervisar la rumia por medio de terminales autónomos equipados con radiotransmisión para monitorizar aspectos relacionados con la salud y la reproducción de las vacas.

Colocado en la parte superior del cuello de la vaca, el sistema registra tanto el movimiento multidireccional para monitorizar la actividad, como los sonidos de la rumia para determinar la salud del rumen. De ese modo queda registrado cualquier aumento o descenso de la rumia, que en ambos casos ofrece una indicación bastante precisa del inicio del estro.

Además, la monitorización de la rumia puede proporcionar información útil sobre otros aspectos clave de la salud, la reproducción y el bienestar tanto de la vaca como del rebaño en su conjunto.

El registro de la rumia

El productor lechero debe recordar que la actividad de la rumia se puede ver alterada por pequeños errores en la cría o el manejo. Las vacas controlan la rumia y la detienen si se sienten inquietas o estresadas.

La alta densidad de animales en los corrales de estabulación libre, en la zona de vacas secas o en los corrales de parto y los horarios dispersos a la hora de repartir el alimento, pueden afectar a la rumia y, además:

  • Reducir la salivación, con el consiguiente aumento del aporte de suplementos de bicarbonato sódico.
  • Reducir las horas de descanso en el suelo, lo cual aumenta el esfuerzo soportado por las pezuñas, reduce el riego sanguíneo del útero y disminuye la producción de leche.
  • Aumentar los recuentos de células somáticas.
  • Incrementar notablemente los casos de mastitis clínica.
  • Agravar la ansiedad al comer, lo que puede acabar reduciendo el porcentaje de grasa corporal y el porcentaje de proteína asimilada.

El descenso de la rumia es una señal inequívoca de que la vaca sufre molestias y puede estar enferma. La reducción de los minutos de rumia suele preceder a un bajón en la producción de leche.

La vaca sana suele recuperar la rumia normal en los seis o siete días siguientes al parto. Si rumia sensiblemente menos durante la primera semana es probable que acabe manifestando algún trastorno postparto unos pocos días después.

Supervisar la rumia en el postparto inmediato permite detectar precozmente y tratar con rapidez los problemas de salud, lo que puede acortar el tiempo de recuperación y traducirse en menos oscilaciones de la producción de leche durante toda la lactación.

A continuación se enumeran algunos aspectos del manejo que conviene tener en cuenta para crear condiciones favorables a la rumia:

  • Después de períodos de alta ingesta de alimento, deje más tiempo para que las vacas puedan rumiar.
  • No limite la materia seca, pues reduciría la rumia.
  • Deje mucho tiempo para que las vacas se tumben, puesto que la rumia suele producirse cuando descansan.
  • Facilite el mayor espacio posible para que la vaca encuentre su postura de descanso favorita, que suele ser sobre el lado izquierdo.
  • Asegúrese de que el rebaño dispone del tiempo suficiente para dormir, pues es un momento crítico para la función metabólica e inmunitaria.


La elección del “menú” para la rumia

Un rumen sano es beneficioso para la salud (y el bolsillo). Por eso es fundamental alimentar a la flora ruminal para fomentar una buena salud. Los ganaderos deben incorporar alimentos fibrosos como el pasto o el heno en la ración de los rebaños, pues estos ingredientes son necesarios para estimular la mezcla en el rumen, la rumia y la producción de saliva para amortiguar el pH.

Una adaptación inadecuada del rumen a los alimentos altamente fermentables, como al inicio de la lactación, puede desembocar en acidosis ruminal subaguda (SARA).

Las dietas de transición deben contener la fibra de forraje adecuada al tiempo que se introduce progresivamente el grano tres semanas antes y después del parto para que la adaptación a los alimentos altamente fermentables sea adecuada.

Para garantizar la eficacia de una ración Unifeed equilibrada, es conveniente optar por las prácticas de manejo que fomentan la estabilidad del rumen y minimizan el riesgo de acidosis.

Estas prácticas incluyen el adecuado procesamiento y mezcla de la ración Unifeed para garantizar el debido tamaño de las partículas y fibra efectiva, el mantenimiento de horarios fijos para comer, minimizar la tría de alimento en el comedero, ofrecer el espacio suficiente en el mismo para evitar la ansiedad al comer y asegurar el confort de los animales.

Es importante promover un ecosistema microbiano sano en el rumen con raciones adecuadas que contengan forraje. Se puede plantear el uso de levadura viva. El aporte suplementario de levadura antes del parto y en combinación con amortiguadores del pH después del mismo ha demostrado ser eficaz para reducir el riesgo de acidosis ruminal en las vacas en transición.

La incorporación de levadura incrementa el recuento de la flora ruminal, el ritmo inicial de digestión de la fibra así como el flujo de proteína microbiana del rumen. Todo ello redunda en un aumento de la ingesta de alimento y en la mejora de la eficiencia alimentaria.

A la hora de escoger el suplemento de levadura conviene tener en cuenta la cepa, el número y la viabilidad de sus células, así como que su actividad en el rumen haya sido científicamente probada.


El alto coste de la proteína vegetal, así como la problemática ambiental que entraña la eliminación de las cantidades excesivas de nitrógeno, ponen de manifiesto la necesidad de diseñar estrategias de alimentación y suplementos proteicos que mejoren la asimilación de las proteínas en los rumiantes.

El productor lechero debe seguir las recomendaciones del nutrólogo sobre la conveniencia de añadir nitrógeno no proteico de liberación lenta para cubrir de forma eficaz las necesidades de la flora ruminal, en especial de las bacterias que digieren la fibra, y como sustituto de las proteínas vegetales de la ración.

Otro componente a incorporar es una proteína microbiana dotada de un perfil de aminoácidos de calidad, similar al de la flora ruminal, principalmente para satisfacer los requerimientos de aminoácidos de las vacas de alto rendimiento.

Los cambios en el manejo y la alimentación que afectan a un grupo o al rebaño entero pueden ser monitorizados y gestionados analizando las medias y las pautas de rumia mediante la tecnología de registro. La supervisión y el manejo constante de la rumia no solo optimizan la curva de lactación individual, sino también la curva de producción del rebaño entero.

Escrito por Tom Lorenzen, Especialista Alltech On-farm, para Progressive Dairyman.

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